La conversión fotovoltaica se basa en la transformación directa de la energía lumínica que procede del sol en energía eléctrica. Existen dos tipos de instalaciones:
 
  1. Instalaciones de autoconsumo: El autoconsumo fotovoltaico es una realidad y consiste en producir tu propia electricidad y consumir la energía que tú mismo generas, en este caso, con ayuda del sol, gracias a placas solares fotovoltaicas.
  2. Instalaciones autónomas o aisladas de la red eléctrica: permiten ofrecer un servicio a corriente continua o corriente alterna donde la red eléctrica no llega. Las aplicaciones más habituales de estas instalaciones son:
  3. Electrificación de viviendas alejadas de la red eléctrica.
  4. Aplicaciones agrícolas y ganaderas: bombeo de agua, sistemas de riego, iluminación de invernaderos y granjas, etc.
  5. Señalización y comunicaciones: navegación aérea y marítima, señalización de carreteras, repetidores, etc.
  6. Alumbrado público: calles, monumentos, paradas de autobús, etc.
  7. Sistemas de depuración de aguas.
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